Así, el domingo 8 de marzo nos plantamos en Colmenar de Oreja, ciudad desde 1922, según título concedido por Alfonso XII en atención a los muchos méritos contraídos a lo largo de la historia, y que se enclava en el sureste de esta nuestra Comunidad Autónoma, cerca ya de la provincia de Toledo.
Esta vez no encontramos un rótulo tan molón como el de Navalagamella (os acordáis) pero sí contamos con el correspondiente a la ruta, como vemos en la foto convenientemente digitalizada, según ya empieza a ser tradición.
Y aquí los protagonistas al inicio de la caminata paseo. Alicia, Dácil, Pepe, Julián u Jose que está en todas las fotos, sólo que en el lado oscuro.
Que como vemos transcurre casi en línea recta, siguiendo el trazado del antiguo ferrocarril y que, para consuelo de sendairistas, no tiene ninguna dificultad. Eso sí, no recomendamos esta ruta en días de calor, al menos hasta que los árboles se tiren el rollo y brinden un poco de sombra.
Aunque este ejemplar de prunis dulcis, vulgarmente conocido como almendro, bien merece que le dediquemos un rato.
Como aquí de ver a los sendairistas en animada conversación; creo recordar que versaba sobre las abundantes variedades gastronómicas que ofrece la casquería, pero como es foto no sale (aunque podríamos poner bocadillos como en los tebeos).Aquí el final de esta parte campara de la ruta en la que, mal que bien, se aprecian diferentes especies encontrables en ella.
Ahora entramos en la parte rural. Y podemos ver una parte del Castillo de Cinchón, Al parecer, el nombre de la villa tiene que ver con una transcripción de aquella manera que la condesa de Chinchón hizo de la quinina, que en el Perú (de donde su marido era virrey) se usaba como planta medicinal y que suponemos que importó a España, y bueno, si queréis saber más consultad la wikipedia.
Y en esta perspectiva podemos apreciar que el mantenimiento no está muy allá. Ríete tú de la pelusilla de debajo de los muebles viendo el matojo de la fachada.
Eso sí, las vistas son impresionantes. Que viene el enemigo y te da tiempo a cargar las catapultas y lo que haga falta.
Aquí importante discusión: este foso era con o sin cocodrilos; o mejor, con o sin agua, que no le vemos muchas trazas.
Y continuamos con la parte rural. Ahí vista, no muy lograda esa es la verdad, de la villa chinchonera.
No pudimos resistirnos a recoger esta muestra de la iniciativa local. Ignoramos si el autor se llama Miguel y aprovecha para tan feliz composición.
Aprovechamos para reponer fuerzas, gastadas más en la conversación que en el paseo. Pero vamos, hambre ya había.
Después de comer y reposar como mandan, o al menos aconsejan los cánones, descendimos hacia la plaza, donde topamos con una nueva especie.
El madrileñus domingueribus, especie endémica que con los primeros calores brota feraz y llena las ventas posadas y otros establecimientos de parecido tenor.
Especie tranquila y noble, cuya presencia no arredra a los sendairistas. Y ahí los vemos adentrarse en la plazaPlaza de la que conviene saber que sirve como coso taurino en los días de feria y que así aparece en "La vuelta al mundo en 80 días" una peli clásica de los cincuenta que contó con un reparto de lujo, con Mario Moreno en papel estelar.
... y un banco para sentarnos a la sombra y, con gesto agotado, esperar el bus que nos devolviera a Madrid.


















