No, no, no, tranquilos, esta vez seré breve. ¿Por qué? Muy fácil: esta semana pasada no nos fuimos muy lejos de Madrid. Es más, no salimos de Madrid. Como en este tiempo hace bastante frío decidimos preparar una comilona y celebrar el comienzo de la Navidad como más nos gusta: llenando el buche. Para ello, quedamos en el centro Carmen Sacristán de RAIS Fundación, donde nos acogieron amablemente y Joe nos dio la bienvenida.
Así, pues, hicimos preñaos, pimientos fritos, tortilla, rollos de pollo...; trajimos empanada, saladitos...; compramos refrescos y pan; pusimos la mesa y... ¡tata chan! Nos dedicamos a zampar.
Después de la comida y tras dejar todo recogidito, nos fuimos a ver una mítica película de los hermanos Marx: "Una noche en la ópera". A mí ne parece una película buenísima, pero no todos pensaban igual... Independientemente de esto último, pues de gustibus non est disputandum, lo cierto es que a esas horas los órganos digestivos estaban realizando sus labores fisiológicas y el cuerpo pedía siesta. Por consiguiente, mientras unos no podíamos evitar soltar una risotada de vez en cuando mientras veíamos la película, otros decidieron dormir un poquito a la luz del proyector.
